Ahora que está de moda citar a Paulo Freire, aunque algunas veces sin conocer su pensamiento realmente, he decidido compartir nociones personales de mi primer lectura «en forma» de uno de sus libros: Cartas a quien pretende enseñar.
El libro se compone de “Diez cartas” (así que igual compartiré mis síntesis en varios días) en las que volcó su pensamiento en torno a elementos básicos de la docencia y la práctica educativa.
Me arriesgo a creer que el tema viene bien, no solo para conocer un poco sobre este multicitado educador y pedagogo brasileño, sino para celebrar a las maestras y maestros, dado que en México este próximo 15 de mayo festejaremos el día (en Colombia también se celebra el 15 y en EUA el primer martes de mayo, es decir, hoy).
Primera carta.
Enseñar – aprender. Lectura del mundo – Lectura de la palabra.
•Enseñar no existe sin el aprender…y quien enseña aprende. De modo que, la preparación de quien pretende ser docente, es un proceso permanente.
•Para leer el mundo, atendamos lo captado a través de los sentidos, pero eso no es lo único que aprendemos. Por ello es importante analizar todo de manera crítica, entendiendo la importancia del contexto, de la experiencia y de todo aquello que conforma nuestras vivencias…la lectura del mundo es una lectura de cada entorno, siempre que se tome distancia de cada mundo particular, (en la carta narra un excelente ejemplo de un grupo de jóvenes de África occidental).
•Leer es una opción inteligente, difícil, exigente, pero gratificante. E igualmente leer, va más allá de lo sensorial, implica buscar la comprensión cabal, aquí la importancia de empezar con la lectura del mundo que antecede a la palabra.
•Sin embargo, en el acto de leer, debemos entender que, pese a que los escritores deberían escribir en un modo simple, tampoco es su obligación darnos las cosas hechas; es necesario construir nuestra comprensión comparando textos, usando diccionarios, otros libros, enciclopedias y cualquier instrumento que nos ayude… “la comprensión es trabajada y forjada por quien lee…”.
•Tampoco se puede olvidar que si el nivel de contenido del libro supera por mucho al nivel de capacitación de quien lee, todo esfuerzo de comprensión “será inútil”. Estudiar es entonces un ejercicio paciente.
•Leer y escribir forman parte de un mismo proceso…forman parte del aprender a aprender.
•La teoría y la práctica son inseparables, eso se sabe, pero falta ejercitar el uso de ambas siendo conscientes no de prácticas y teorías externas, sino de las propias, es decir, de revisar lo que se hace y luego mirarlo críticamente.
•Si estudiar y leer no fuesen vistos como una carga, “sino fuesen fuente de alegría y de placer” de las que obtenemos conocimientos indispensables tendríamos “índices que revelarían una mejor calidad en nuestra educación”.
•Pensar, leer y escribir, actos elementales para quien pretende enseñar… (igual de vuelta escribir, leer y pensar).
Nota: Ni lo que entiende quien esto escribe, ni lo que escribió, tal cual, Freire, son prescripciones, sino desafíos para su propia lectura y comprensión. JSMH.