7 errores comunes en las videollamadas de trabajo

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Ahora que los docentes retomaremos la comunicación entre nosotros, sería conveniente evitar estos errores:

Convocar a los docentes a reuniones sin darles antes, o al inicio, los puntos a tratar. Esto aplica tanto a los directores escolares, supervisores e incluso autoridades escolares que convocan a videollamadas a reuniones sin dejar claro a los docentes cuál es el motivo. Esto causa que los participantes pierdan el sentido de la reunión, que se preste atención a puntos secundarios o que se termine la llamada interpretando como importante información que no lo es. Esto se podría resolver fácilmente si se organiza un orden del día, así, siguiendo una lista sencilla de temas esenciales hay más posibilidades de éxito.

Maestros convocados a reuniones interminables. Como docentes, mejor que nadie, deberíamos saber que la atención es un recurso limitado. De modo que es completamente inadecuado llevar a cabo videollamadas extensas. Según distintos estudios, la atención de un adulto que tenga un nivel de concentración alto puede llegar hasta las dos horas sin descanso, pero no es así para la mayoría de las personas que somos capaces de estar atentos a lo mucho 50-60 minutos. Y si exceder ese tiempo ya es malo (maestros de un sondeo dicen ser convocados a reuniones de ¡hasta 3, 4 y 5 horas!), ahora imaginen hacerlo en una época en que miles de docentes deben desempeñar casi al mismo tiempo el rol de padres de familia.

Citar a reuniones en horarios y días inapropiados. El hecho de que se sepa que los docentes están en sus casas durante todo el día (al menos es la indicación de las autoridades) no indica que se les pueda citar en cualquier hora. Para nada. Relacionado con el punto anterior, los docentes son personas comunes y corrientes que se asean, comen, atienden a los hijos, la pareja, las mascotas y realizan actividades de todo tipo. Así que pensar en convocarlos a las horas de la comida, muy temprano, muy tarde, o peor aún en sábado o domingo a participar en una videollamada, por más organizada que esté, es algo que se debe meditar cuidadosamente. Y en caso de que la urgencia primara, la brevedad debería ser la norma.

Hacer reuniones virtuales para darles comunicados, avisos o información que puede hacerse por otro medio. Un error más consiste en que al parecer algunos se olvidan de que los docentes pueden recibir correos electrónicos, mensajes vía WhatsApp, o llamadas tradicionales a través del teléfono o celular. Es decir, no hay necesidad de hacer una reunión para leerles diapositivas o documentos que los mismos maestros pueden revisar. Eso es desconfiar demasiado de ellos y una reunión de ese tipo, a menos que tenga que ver con la creación o edición de dichos mensajes con la opinión de los propios docentes, parece algo innecesario.

Convocar a videollamadas donde no todos los temas competen a todos los participantes. Existe también el señalamiento hacia autoridades y directores que convocan a reuniones donde se brinda información que no compete a todos los que se invita. Por ejemplo, convocar a una reunión donde se hablará de los asuntos de los docentes de primero y segundo grado, pero se convoca al resto “para que estén enterados todos”; o se convoca a directores u otras figuras para tratar temas individuales, sin oportunidad de participación o incumbencia para los demás, temas que sí fueran abordados en llamadas uno a uno, serían muy cortas, pero que al ser entre varias personas se tornan monótonas.

Olvidar que podrían restar tiempo de actividades pedagógicas. Una observación más que hacen los maestros al respecto de las videollamadas es señalar que, cada vez en que se realiza una existe la posibilidad de que le quite el tiempo a un docente, director u otra figura educativa, de realizar una actividad realmente educativa tal como preparar una clase, revisar tareas y darles retroalimentación, atender dudas de alumnos y padres o incluso de otros maestros.

Pretender que todos los participantes estén siempre en las videollamadas y similares, al mismo tiempo. La comunicación sincrónica es aquella que se da en tiempo real y tiene muchas ventajas, tal como poder preguntar y responder en el momento ante cualquier duda, como es el caso actual de los famosos webinars; y por ello hay quien exige la presencia de todos en una videollamada. Pero hay veces en que eso no será posible por todo lo que implica afrontar la nueva normalidad. Al presionar porque todos estén en una videollamada en tiempo real, se olvida que también lo contrario, es decir, la comunicación asincrónica, tiene sus ventajas; una de las más claras es poder recibir un curso, información o indicaciones cuando haya condiciones para hacerlo. Para ello existe la posibilidad en casi todas las aplicaciones de videollamadas populares de grabarlas y compartirlas con el resto.

Existen otros errores sobre el uso de las videollamadas. Pero creo los que se comentan sirven para ilustrar que las reuniones virtuales son un excelente recurso, pues la posibilidad de vernos cara a cara es una de las muchas maravillas de la comunicación actual porque brinda más cercanía que si solo nos escucháramos…y claro que es bueno que tengamos esta posibilidad a nuestro alcance y que las usemos también con fines educativos. Pero una vez que se abusa de ello o se realiza en forma inadecuada empiezan a surgir inconformidades que es necesario enfrentar y evitar.

¿O qué piensan ustedes?, los invito a comentar.


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